Confianza, la gran lección de la primaria del 22-O.- Pedro Urruchurtu Noselli

Confianza, la gran lección de la primaria del 22-O.- Pedro Urruchurtu Noselli

Confianza, la gran lección de la primaria 22-O

Pedro Urruchurtu Noselli

“(…) Los atributos vitales que necesita un líder para afrontar estas tareas, y el puente entre el pasado y el futuro, son la valentía y el carácter: la valentía para elegir una dirección entre diversas opciones complejas y difíciles, lo cual requiere voluntad para trascender la rutina; y la fuerza de carácter para mantener un curso de acción cuyos beneficios y peligros, en el momento de la elección, solo pueden vislumbrarse de forma incompleta. El valor emplaza a la virtud en el momento de la decisión; el carácter refuerza la fidelidad a los valores durante un periodo prolongado (…).” 

Henry Kissinger, Liderazgo (2023)

     Las elecciones primarias en contextos democráticos suelen ser una genuina ventana para el estímulo de la democracia interna en partidos políticos y una oportunidad para que los ciudadanos participen activamente en la selección de candidatos a procesos electorales, como manera de reducir la influencia personalista y de promover y desarrollar una institucionalidad y unas reglas claras de juego¹. 

     De hecho, en esos contextos: “(…)el avance irrestricto de la democracia en los últimos tiempos ha supuesto un triple proceso. La necesidad de articular reglas de juego asumidas por la mayoría y que a la vez compusieran espacios organizativos mínimos en donde se llevará a cabo la competición política. La incorporación de la movilización social a través de formas de participación y de representación. Y, finalmente, la creación de canales de selección del personal político que liderará y gestionará la política cotidiana(…).² Ello justifica la existencia de primarias para dirimir diferencias y facilitar las contiendas por el acceso al poder.

     Sin embargo, en situaciones tan complejas como la de Venezuela, una primaria puede convertirse en el reactivador de la esperanza de una sociedad que progresivamente ha sido obligada a olvidar lo que significa poder elegir en libertad. Los venezolanos dejaron de ejercer la democracia y, con ello, la perdieron por culpa del poder arbitrario que se la arrebató. Así, la primaria es una oportunidad para devolver la libertad de elegir. Pero, además, la primaria permite la coordinación y alineación de fuerzas democráticas que no escogen individualmente su candidato, sino que se suman para que haya un liderazgo que las represente a todas, desde la cohesión que da su resultado. Es, en definitiva, una forma democrática de dar conducción a una lucha en un contexto democrático. Eso es tremendamente valioso, poderoso y retador.

     Si a comienzos del 2023 alguien hubiera imaginado cómo terminaría el año en el país, difícilmente podría haber adivinado el momentum con el que cerró. Para nadie era un secreto que ese año empezó con el desánimo como carta de presentación. La aparente resignación de una sociedad en búsqueda de respuestas y el cambio político luciendo tan lejano, marcaban la pauta de un año que se percibía como uno más, a sabiendas de que el 2024 podría haber una oportunidad que nadie creía posible de concretar y que todavía luce difícil.

     En el ambiente había sólo tres certezas: que en el 2024 constitucionalmente correspondía tener elecciones presidenciales, que difícilmente serían libres y que en el 2023 había que escoger al candidato de la oposición para ese proceso tan complejo. Ya desde el 2022, la oposición reunida en la Plataforma Unitaria junto a otros actores venía dando señales de lo que podría ser el método de escogencia. “Consenso versus primaria” era el debate que enmarcó las preocupaciones políticas de las fuerzas democráticas en un contexto de desgaste del liderazgo y de progresiva pérdida de legitimidad y respaldo después de lo que fue el gobierno interino.

     Cada opción suponía enormes desafíos. El consenso tenía un problema de fondo: quién lo definía. Ya la titánica tarea de reunir a los factores de oposición era compleja como para dejar sólo en manos de los partidos la selección de un candidato que fuera aceptado por todos. Además, la representatividad y amplitud del mecanismo hacían que, incluso habiendo un abanderado, no tuviera la legitimidad necesaria para representar a la oposición democrática. ¿Qué hacía a un candidato mejor que otro? ¿Encuestas? ¿Credenciales? Todo un reto, aunque logísticamente era la manera más sencilla de resolver el asunto.

     La opción de la primaria era logísticamente la más difícil, y también la más riesgosa. Las preguntas alrededor de quién la organizaba, cómo se hacía, cómo se financiaba, y un sinfín de etcéteras, marcaban la pauta, aunque pocos dudaban que fuera la opción correcta porque significaba darle a la gente la oportunidad de elegir. La oposición democrática venía de ejemplos exitosos de primarias en el pasado y eso fue un incentivo adicional que desató otras inquietudes, pero que generó la aceptación suficiente para asumirla como la mejor alternativa.

     La primera gran victoria cívica de este proceso que inició en 2022 y que se vivió intensamente en el 2023 fue la propia decisión de que se hiciera una primaria presidencial. De allí en adelante, las discusiones sobre el proceso partían de la base de que sería la gente la que escogería la candidatura opositora para la nueva etapa de lucha, y eso ya nadie podía cambiarlo.

     A partir de mediados de 2022, tras esa decisión, empezó a darse el esfuerzo colectivo de la oposición democrática para tener una primaria exitosa. Así, vino la segunda victoria cívica del proceso: el anuncio de una Comisión Nacional de Primaria (CNdP)³, con destacadas figuras de la sociedad civil que valientemente asumieron el compromiso de llevar la nave a puerto, y su reglamento, que confirmaba que en 2023 habría proceso. A lo largo de ese año se le fue dando forma a un proceso que derivó en reglas claras y lo más importante: el inicio del año 2023 con la certeza de que los venezolanos elegirían un nuevo liderazgo opositor por la vía del voto que el régimen, por años, ha negado sistemáticamente de manera libre y democrática.

     Así, con mínimas excepciones a lo largo del camino, los miembros de la Comisión Nacional de Primaria se convirtieron en próceres civiles y símbolos de civilidad de un proceso histórico. Por ello, quienes llevaron el barco a puerto, bajo enormes presiones, merecen ser reconocidos: Jesús María Casal, Mildred Camero, Corina Yoris, Guillermo Tell Aveledo, Carmen Martínez de Grijalba, Victor Márquez, Roberto Abdul e Ismael Pérez Vigil. Ya tienen un lugar en la historia de la civilidad de un país construyendo su memoria.

     Así, se emprendió, pues, un camino que ya habían convertido a la primaria en un acto de resistencia y de capacidad de organización ciudadana, a pesar de las presiones y de las mil trabas que fueron apareciendo en el camino en un claro intento del régimen y de los operadores de la desmoralización de apropiarse del proceso. La valentía de preservar la primaria como producto de la sociedad civil organizada contrastaba con las tentaciones de quienes preferían un aparente proceso coordinado con el Consejo Nacional Electoral (CNE) del régimen bajo la lógica de que ese mismo CNE organizaría la elección presidencial y que aprovechar su infraestructura facilitaría la realización del proceso primario. 

     Eso tenía un problema de fondo: significaba entregar en bandeja de plata al régimen la oportunidad de que la gente volviera a confiar, sin que nada hubiera cambiado, haciendo simplemente que la gente se alejara de lo que representaba el desafío de votar en una primaria autogestionada. Por eso, para nadie es un secreto que el 2023 fue un año retador a lo largo de su devenir, pues no paraban las amenazas y las apuestas al fracaso de la primaria. Allí, entra otro gran hito cívico: haber decidido formalmente que el CNE del régimen no se entrometiera en la realización del acto cívico. Esa decisión anunciada el 16 de junio de 2023⁴ le dio todo el sentido y propósito a lo que ocurriría pocos meses después, el 22 de octubre.

     Pero a pesar de esa enorme carga de heroísmo cívico y virtudes republicanas, tampoco se puede ser ingenuo. Desde su ofrecimiento al país hasta su concreción, la primaria tenía un enorme problema de escepticismo por parte de un buen grupo de la comunidad internacional y de sectores políticos y de opinión de la sociedad venezolana -una buena parte de las élites-. Ese escepticismo partía de cuatro elementos concretos:

  • Viabilidad en la realización del proceso.
  • Amplitud de convocatoria (quiénes podían ser candidatos).
  • Niveles de participación.
  • Legitimidad y reconocimiento del resultado (cohesión).

     Aunque a simple vista parecían preocupaciones válidas, en un momento llegó a verse esto como una verdad escrita sobre piedra que hizo del pesimismo de esos sectores una regla. Y allí lo cívico –la gente– volvió a aparecer para dar lecciones. Más allá de las limitaciones técnicas y logísticas que un proceso como este podía tener, la Comisión Nacional de Primaria (CNdP) hizo todo a su alcance para minimizar los factores de preocupación que pretendían arrebatar la oportunidad de una elección viable. Nadie puede decir que el proceso no fue amplio en su convocatoria, participativo en su diseño y democrático en su esencia. Nadie puede cuestionar el esfuerzo para hacerlo posible y para hacer de los candidatos un compromiso permanente de respeto y convivencia democrática en el país sin democracia, debate incluido. ¡Vaya tarea titánica!

     Pero se logró. No hay concepto más poderoso que ese de “autogestión”, porque en un país carente de institucionalidad, cada esfuerzo por hacer posible lo que parece irrealizable, con el riesgo y el miedo a cuestas, lo hace más loable que en cualquier otro contexto. Y por ello el factor de la gente fue decisivo. Ni hablar del hito de un acuerdo para el reconocimiento del resultado, para el apoyo al ganador y de un programa mínimo⁵. Una verdadera hazaña.

     Fue precisamente la energía creada alrededor de ese esfuerzo la que permitió poder conseguir cosas que eran sumamente difíciles y que hacían que muchos fueran incrédulos sobre la probabilidad de éxito de la primaria. Entre las preocupaciones legítimas y las campañas infundadas, se hizo un esfuerzo por mostrar el camino más empedrado y empinado de lo que en realidad era. Esas campañas iban directo contra la CNdP, contra la posibilidad de un proceso amplio, contra la casi imposibilidad, según ellos, de poder hacerla sin el CNE, con el ahínco en que el voto en el exterior no era factible, y un sinfín de trabas. 

     Pero desde el momento en que la gente se apropió del proceso, día a día se fue derrumbando cada una de esas campañas y de esas imposibilidades, llegando así a un 22 de octubre impecable. Sí, el hecho de que la primaria fuera una gesta ciudadana demostró que podía ser manual, sin control del CNE, con voto en el exterior y representativa. Así, cada “no se puede” terminó siendo un “sí se pudo”.

     Hay dos momentos que desde el Comando de Campaña de María Corina Machado, #ConMaríaCorina, se identificaron y fueron claves para entender la magnitud de lo que vendría. Uno de ellos tuvo que ver con el cambio de la gente alrededor del tema político; el otro, tuvo que ver con el espíritu de lucha acentuado al saber que el proceso sería sin el CNE. 

     16 de marzo de 2023⁶. María Corina empieza sus recorridos por Venezuela y lo hace desde Mérida con una gira tan intensa como decisiva para comprender el momento. Un país que en enero estaba cabizbajo de repente encuentra en los municipios de Mérida gente volcada a sus calles para recibir a Machado en una suerte de apoteosis. Sin entenderlo mucho desde el comando, pero sabiendo que eran muchos años de trabajo de lucha, la gente decía por doquier “voy a votar por ti”, “voy a votar en la primaria y en donde sea”, “tú eres la esperanza de que mis hijos vuelvan”, aún sin ella ser candidata oficialmente. Sin duda, había cambiado todo. De allí en adelante, cada recorrido tenía la misma carga de energía entre grandes multitudes: emoción, compromiso, exigencia y disposición. La gente tenía el ánimo arriba de nuevo y ya implicaba una gran responsabilidad, y más cuando la primaria todavía se veía lejana. 

     En medio de esa nueva realidad, un momento cumbre confirmaba lo que la gente estaba deseosa de saber para ratificar o validar su compromiso. 17 de junio de 2023 en Valera, estado Trujillo⁷. Un estado otrora chavista había salido como nunca antes a aclamar a una dirigente político de oposición. Habían transcurrido tres meses de aquel inicio de recorridos en Mérida, y apenas un día antes la CNdP había anunciado al país que la primaria sería sin CNE y con voto manual. Machado anuncia públicamente, rodeada de miles de personas, que se inscribiría como candidata al proceso primario. El país se conectó con ella y de allí en adelante nada fue igual.

     Esos meses de intensos debates en el entorno opositor y de muchas presiones por parte del régimen, entre hostigamiento y amenazas, fueron pasando mientras la realidad de las calles confirmaba lo que las encuestas vaticinaban. Machado ganaría la primaria por un margen importante mientras su liderazgo no dejaba de crecer conforme iba visitando Venezuela. 

     Incluso muchas veces la percepción era que los analistas, encuestadores y formadores de opinión avanzaban en otra dirección, descartando el factor humano como el decisivo, mientras María Corina, adonde iba,a ponía a la gente como variable principal y definitiva. Cada testimonio que iba recorriendo se iba convirtiendo en una suma de mensajes que apuntaban a tres cosas: reencuentro y reunificación de las familias, vivir mejor y poder tener justicia. Mientras muchos señalaban que la primaria era una idea fantasiosa, a pesar de ser una realidad anunciada, María Corina siempre decía que había que escuchar a la gente y que ya la ciudadanía se había apropiado del proceso. No había vuelta atrás y cada triunfo cívico lo confirmaba. 

     Así, se había concretado un gran movimiento de carácter nacional y transversal, que ya no sólo se ubicaba en las grandes ciudades, donde incluso era más difícil de consolidar. Mientras en lo urbano costaba, en los sitios más recónditos y populares la nitidez de la gente era apabullante. Tampoco era exclusivo de maquinarias partidistas que, aunque ayudaban, no alcanzaban el nivel de espontaneidad que se daba en las calles. Y así se fue contagiando una nación entera de la primaria como oportunidad y del liderazgo que podía ser electo en ella porque la gente lo haría manualmente, “papelito por papelito”, como no lo hacía desde hace mucho. Era devolverle a los ciudadanos la posibilidad y la libertad de elegir; se trataba de confiar.

     Llegó el 22 de octubre. El día que se veía tan distante ya era una realidad, en medio de la inquietud por la respuesta de un régimen que hasta horas antes había amenazado con que no ocurriría el proceso, pero ocurrió. Poco a poco llegaban los reportes. Atrás quedaron las discusiones por centros nucleados, por protección, por dificultades, etc. Con cambios de último minuto, pero con una voluntad de hacer las cosas bien impresionante, el proceso inició de manera ejemplar. Reportes de todo el país, y de las zonas más populares y tradicionalmente controladas por el chavismo, daban cuenta de un fenómeno que hasta los más optimistas no esperaron: la gente salió masivamente. La emoción había empezado el día anterior, con el primer voto en Sidney, Australia⁸, y así, dentro del país como en las 85 ciudades del mundo donde hubo participación, el tricolor nacional ondeó con la fuerza de una sociedad decidida a abrazar la libertad y el cambio.

     Poco más de tres millones de boletas impresas, estimaciones de 600.000 personas participando o de un millón en el mejor de los casos, iban quedando como una gran interrogante frente a lo que ocurría. Algunas embajadas dentro y fuera del país escribían hablando de “un resultado enorme” sin ser mediodía todavía. Estaba claro: el país estaba hablando; el país correspondía con civismo patriótico la confianza que se le dio. Así, el miedo quedó atrás, y donde no había mesas, una mesa de planchar hacía su función. Y donde faltaban bolígrafos, otros aparecían. De pronto llegaban reportes de gente molesta en el interior porque las papeletas se acabaron y era evidente: ya se había logrado otra gran victoria ciudadana.

     Cayó la noche. Conforme habían pasado las horas, la emoción crecía porque el ambiente era clarísimo: la participación masiva por sí sola daba pie para celebrar en un país que meses antes parecía resignado, pero que se había levantado. También crecieron los rumores, las amenazas y los obstáculos, por parte del régimen, para pretender empañar lo que ya era un resultado histórico por su afluencia, y ni hablar por lo que la voluntad ciudadana había expresado. Así, con casi tres millones de venezolanos, dentro y fuera del país, y con 92,35% de los votos⁹, María Corina Machado se convertía en la abanderada de la oposición para la elección presidencial y para liderar la próxima etapa de lucha.

     La historia la volvieron a escribir los ciudadanos. Los mismos ciudadanos que han protestado, marchado, hablado y votado, lo volvieron a hacer. En un inequívoco mensaje y con un nítido mandato quedó claro que quieren votar libremente en un proceso realmente competitivo. De igual forma, esa inmensa mayoría que abrió sus brazos a María Corina hizo que ella asumiera el compromiso de abrir sus brazos a todos aquellos comprometidos con el cambio en Venezuela. La lectura de esa mandato no era sólo en términos de una manera de hacer política y de un proyecto de poder transformador, sino alrededor de la posibilidad de reencontrar a todo un país, dejando muchas diferencias de lado, en el ánimo cívico y pacífico de la democracia extraviada a la que toca encontrar y recuperar.

     La primaria resolvió un problema de fondo asociado a la legitimidad del liderazgo de la oposición. También resolvió un problema de interlocución dentro y fuera del país frente a un coro tan diverso que a veces era inteligible. Ya para la comunidad internacional no había excusas sobre la falta de una voz legítima capaz de representar el nuevo y decisivo momento para la política venezolana. Ahora, desde la coordinación y la amplitud para el cambio, como nunca la oposición logró un consenso inequívoco sobre dos pilares esenciales: unidad y legitimidad. Una nueva oportunidad –quizá la última en mucho tiempo- se abrió paso, incorporando a todos quienes estén comprometidos con alcanzar la libertad.

     María Corina supo interpretar el sentimiento de todo un país y supo convertirlo en energía y organización. Mientras muchos cálculos se hacían alrededor de las maquinarias, las encuestas y los opinadores, ella optó por creerle a la gente que por doquier la abrazaba, de todos los sectores políticos, incluyendo al chavismo decepcionado representado en el rostro de una madre que, aún siendo parte del sistema oficial, decidió apoyar a María Corina porque supo entender que un cambio a través del movimiento que se fue creando era la oportunidad de que su hijo regresara.

     Frente a la subestimación, la resignación y el pesimismo, emergió la confianza en la gente como la fuerza y motor fundamentales para lo que Venezuela vivió hace apenas uno meses, pero también para lo que el país vivirá en esta etapa de lucha que requerirá de valentía, carácter, magnanimidad, pero, sobre todo, de un gran esfuerzo conjunto para tener éxito. Eso no es transferible ni sustituible. 

     Si hay una lección que dejó la primaria fue esa: confianza en la gente; y la gente es la fuerza con la que los demócratas cuentan hoy para vencer, hasta el final, porque Venezuela será libre.

Referencias bibliográficas
  1. José María Pérez Gómez, “Partidos políticos, democracia interna y las elecciones primarias – HayDerecho”. HayDerecho, 29 de julio de 2015. https://www.hayderecho.com/2015/07/29/partidospoliticos-democracia-interna-y-las-elecciones-primarias/

  2. Manuel Alcántara, “Experimentos de democracia interna: Las primaria de partido en América Latina”, en Working Paper #223 of The Helen Kellogg Institute for International Studies, Abril 2022. https://kellogg.nd.edu/sites/default/files/old_files/documents/293_0.pdf 

  3. DW. “Oposición de Venezuela irá a primarias sin ente electoral”. 16 de junio de 2023. https://www.dw.com/es/oposición-de-venezuela-irá-a-primarias-sin-autoridad-electoral/a-65946314

  4. La Patilla. “Candidatos a la Primaria firmaron acuerdo de «Programa mínimo de Gobierno»”. 4 de agosto de 2023. https://www.lapatilla.com/2023/08/04/candidatos-primaria-acuerdo-programa-minimo-gobierno/

  5. Zubillaga, Jorge. “María Corina Machado inicia recorrido por Venezuela en el estado Mérida #16Mar”. El Impulso, 16 de marzo de 2023. https://www.elimpulso.com/2023/03/16/maria-corina-machado-inicia-recorrido-por-venezuela-en-el-estado-merida-16mar/
  6. Monitoreamos, “María Corina Machado anunció que el viernes 23-J se inscribirá en la primaria”. 17 de junio de 2023. https://monitoreamos.com/elecciones/primarias/maria-corina-machado-anuncio-que-el-viernes-23-j-se-inscribira-en-la-primaria
  7. Yanuacelis Aure, “Venezolanos en Australia ya comenzaron a votar en la elección primaria”. El diario, 21 de octubre de 2023. https://eldiario.com/2023/10/21/venezolanos-australia-eleccion-primaria/

     
     
  8. Sofía Nederr, “Último boletín: María Corina Machado gana primarias con 92,35% de los votos”. Diario Las Américas, 24 de octubre de 2023. https://www.diariolasamericas.com/america-latina/ultimo-boletin-maria-corina-machado-gana-primarias-9235-los-votos-n5345527

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