Transformar el sistema educativo: un desafío multi- dimensional
Samuel Díaz
Finalizando el 2022 tuve la oportunidad de trabajar un par de semanas en una escuela ubicada en en la zona rural de El Hatillo, a 20 minutos de la Plaza Bolívar de este municipio, ejecutando un proyecto enmarcado en la recuperación de un espacio recreativo. A medida que en las estrechas rutas hacia la escuela, me daba cuenta de los pocos postes de electricidad que hay, una maleza que crece de manera descontrolada, la vía llena de huecos y la gente que camina o espera en paradas improvisadas evidenciando las pocas opciones de transporte público existentes.
Durante los días que llegaba a la escuela, veía a muchos alumnos caminando: estudiantes y profesores deben caminar entre 20 y 60 minutos, para poder llegar a la institución. Las profesoras me comentaron dos aspectos que me dejaron impactado. El primero es que los estudiantes no aceptan “colas”, a menos que sean carros pick ups, por la cantidad de secuestros que ocurren en la zona. El segundo aspecto es la normalización del suicidio juvenil en la zona rural que, de hecho, cambia de método dependiendo de donde vivas. Por ejemplo, en Turgua predomina el ahorcamiento, mientras que en Sisipa es “más común” la cortada de venas. Una realidad que los niños asumen con naturalidad, sin entender la gravedad del asunto.
Adicionalmente, observé que muchos alumnos, a pesar de estar fuera de su horario de clases o haber ya culminado la jornada, preferían llegar al colegio y mantenerse ahí todo el día. La razón detrás de esto, como me explicaba la directora, es que la escuela es el único lugar donde tienen “espacios de recreación” o donde pueden divertirse con sus compañeros. Asimismo, la escuela es un espacio donde los estudiantes pueden contar con comida, aun cuando la distribución sea irregular y la comida alcance solo para una semana, aunque lo estipulado sea que los ingredientes que reciben duren dos semanas. A pesar de los obstáculos, las maestras se apañan para garantizar algo de comer a los casi 800 alumnos que alberga la escuela. De igual modo, las maestras tienen que jugar al tetris con el horario escolar para permitir que los estudiantes que trabajan para apoyar a sus familias puedan asistir a sus clases y obtener el título de bachiller, el cual les podría abrir más puertas laborales.
Mientras trabajaba con los jóvenes de 5to grado pude evidenciar cómo un 25% de ellos no sabía leer, escribir ni realizar multiplicaciones. Todo lo anterior, consecuencia de un año sin docentes para su grado y dos años de educación a distancia en los que no contaban con los recursos digitales para cumplir con las tareas. Es decir, estaba trabajando con niños que poseían conocimientos de alumnos de 1er grado.
A pesar de los obstáculos me encontré con niños y niñas que sin importar las barreras y limitaciones querían aprender y participar. Estudiantes que no se cohibían a la hora de reconocer sus falencias y pedir ayuda, porque entendían que en lo que estaban participando tenía un valor increíble para ellos y su escuela.
Me sorprendió ver –a la hora de preguntarles por qué tener un espacio recreativo era necesario para la escuela– cómo todos respondían “para que los niños tengan un lugar donde jugar”. Ese sentimiento de comunidad me enterneció y me inspiró mucho. Del mismo modo, me sorprendió ver a estudiantes de 4to y 5to año participando en el proceso de votación del parque; cuando les pregunté por qué participaban, todos contestaron: “porque quiero que los más chamos tengan un espacio que yo no tuve”.
Este ejercicio me llevó a la reflexión: ¿por qué alumnos de 10 años se referían a los niños y niñas como un grupo ajeno a ellos? Para mí es un reflejo de una juventud que se ve obligada a cuidar a los más pequeños dejando su niñez a un lado; teniendo que crecer de manera acelerada. Mientras que los alumnos de 4to y 5to año decían frases tales como: “Ya por mí no puedo hacer nada, pero quizás por ellos sí”/ “que tengan el futuro y las oportunidades que yo no tuve. Estos testimonios me llevaron a preguntarme: ¿acaso estos jóvenes creen que ya están perdidos, qu no vale la pena invertir en ellos, que su chance ya pasó?»
Según un estudio del Observatorio de Juventudes Venezuela , «los patrones y estilos de vida de las juventudes se han visto totalmente modificados producto de la precarización de la vida, la falta de libertades fundamentales y la característica violencia política«¹. Por ello, los jóvenes venezolanos «no son una población que está en transición a la adultez; más bien, está asumiendo abruptamente responsabilidades propias de la adultez postjuvenil como una consecuencia del empobrecimiento y la migración de su entorno”². Ello ha generado que tengamos varias generaciones que no están construyendo identidades y viviendo experiencias propias de la etapa juvenil, impidiendo su desarrollo general en un ambiente sano.
Esta escuela es un reflejo de la realidad que enfrentan varias instituciones educativas públicas y rurales a lo largo y ancho de nuestro país.» Según el estudio el titulado Diagnóstico Educativo de Venezuela (DEV) del Centro de Innovación Educativa (CIED) de la Universidad Católica Andrés Bello: “para este 2021, la población estudiantil de primaria y bachillerato es de 6,5 millones frente a los 7,1 millones que estaban inscritos en el sistema en 2018. Esto quiere decir que, en los últimos tres años, el número de alumnos se redujo un 15 %, o dicho de otra forma, 1,21 millones de niños y adolescentes abandonaron las aulas (unos 400.000 por año)»³. Se estima que 1 de cada 3 niños venezolanos entre 3 y 5 años, y que 1 de cada 2 adolescentes entre 12 y 16 años, está actualmente excluido del sistema escolar público⁴. Los niveles de graduación de la escuela secundaria han alcanzado niveles históricamente bajos, con solo 2 de cada 10 estudiantes completando la escuela secundaria⁵.
Asimismo, la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI 2018) indica que aproximadamente el 50% de los estudiantes matriculados no asiste regularmente a la escuela⁶. Las principales razones son la falta de agua corriente, escasos alimentos en sus hogares, no tienen electricidad, no hay comida en la escuela y la falta de transporte para trasladarse de sus casas a la escuela. La evidencia anecdótica sugiere que muchos niños, especialmente los más pequeños, comen menos del contenido calórico necesario y los padres se niegan a enviarlos a la escuela por este motivo.
En cuanto a los docentes y personal administrativo, los sindicatos federales de docentes estiman que de aproximadamente 455.000 docentes en la nómina estatal (80% mujeres / 20% hombres), más de 160.000 docentes han salido del sistema y/o emigrado de Venezuela en los últimos 5 años⁷. Los ingresos de los maestros están actualmente por debajo de la línea mundial de pobreza con un salario equivalente a $15 – $20 por mes. La asistencia de los maestros a las escuelas se ve afectada por las mismas variables que afectan la asistencia de los estudiantes.
La infraestructura escolar venezolana también presenta evidencias de deterioro con fallas en el sistema eléctrico nacional, el servicio de agua y el sistema de telecomunicaciones, lo que ha resultado en que las instituciones educativas no cuentan con los servicios básicos para brindar a los estudiantes: el 62% no cuenta con iluminación adecuada, el 60% no cuenta con baños que funcionen y agua corriente, el 70% no cuenta con conexión a internet, y existen deficiencias generales en la recolección de residuos⁸.
Finalmente, aunque el sistema de educación pública no cuenta con ningún tipo de instrumento o metodología nacional para medir el aprendizaje y el progreso académico de los estudiantes, las pruebas PISA realizadas en el estado Miranda en 2009 ya mostraban que 1 de cada 3 estudiantes no sabe leer y que 6 de cada 10 carecen de las habilidades básicas en matemáticas⁹. La extrapolación de estos datos al resto del país en los últimos 13 años sitúa a los estudiantes venezolanos en niveles muy por debajo del promedio de la región.
La Escuela de Educación de la UCAB publicó su más reciente informe de resultados del Sistema de Evaluación de Conocimientos en Línea (SECEL), el cual ofrece un diagnóstico sobre el nivel de aprendizaje real de los alumnos de educación media del país. El reporte se realizó a partir de más de 16 mil pruebas (51,69% de matemáticas y 48,31% de habilidad verbal) aplicadas a igual número de estudiantes de más de 50 instituciones de Caracas y 17 estados del país, que cursan desde 4to grado de primaria hasta 5to año de bachillerato¹⁰. El 84,73% de quienes participaron estudian en instituciones privadas y 15,27% reciben clases en colegios públicos-subvencionados. “El estudio confirmó una realidad de la que vienen hablando especialistas y docentes: los alumnos del sistema educativo venezolano no tienen los conocimientos necesarios sobre matemáticas y habilidad verbal, su nivel de competencias en estas áreas se deteriora a medida que avanzan en bachillerato y la brecha de aprendizaje es mayor entre los estudiantes de colegios privados y los de colegios públicos”¹¹, señalan los investigadores del estudio. Además, los investigadores advirtieron que, aunque la pandemia afectó el aprendizaje de los alumnos debido a las dinámicas de la educación a distancia, los hallazgos señalan debilidades más antiguas que el COVID-19. “Es urgente activar a los equipos directivos para instrumentar políticas de acompañamiento de mejora que permitan al docente hacer mejor su función”, apuntaron en el documento de presentación.
En matemáticas, 67,70% de los estudiantes (es decir, casi 7 de cada 10) resultó reprobado. La calificación promedio obtenida por los alumnos (de 6to. grado a 5to. año de bachillerato) en instituciones privadas fue de 9,80 puntos sobre 20. La calificación promedio en las instituciones públicas-subvencionadas fue de 7,87/20. En habilidad verbal, el 60,98% de los alumnos reprobó, es decir, 6 de cada 10 no obtuvieron los conocimientos mínimos sobre la materia. La nota global promedio entre los estudiantes de colegios privados fue de 10,48/20. La calificación promedio en los colegios públicos fue de 8,20/20 puntos.
Según un informe presentado por Naciones Unidas en 2020, la pandemia ha generado la disrupción educativa más importante de la historia reciente. Esto se debe a que afectó a más de 1.600 millones de estudiantes en todas las naciones del mundoSegún un informe presentado por Naciones Unidas en 2020, la pandemia ha generado la disrupción educativa más importante de la historia reciente. Esto se debe a que afectó a más de 1.600 millones de estudiantes en todas las naciones del mundoSegún un informe presentado por Naciones Unidas en 2020, la pandemia ha generado la disrupción educativa más importante de la historia reciente. Esto se debe a que afectó a más de 1.600 millones de estudiantes en todas las naciones del mundo¹². La crisis del COVID-19 ha incrementado las brechas educativas existentes entre las poblaciones urbano-rurales. La pandemia ha exacerbado aún más problemas como la accesibilidad a internet, la disponibilidad de alimentos y servicios básicos, el desempleo; que afectan principalmente a las poblaciones vulnerables y su posibilidad de seguir aprendiendo. Además, la ONU estima que aproximadamente 24 millones de estudiantes podrían abandonar o no poder asistir a la escuela el próximo año académico¹³.
Se puede suponer que las fallas identificadas anteriormente solo han empeorado debido a la pandemia. Con eso en mente, propongo las siguientes acciones para mejorar nuestro sistema educativo actual, basadas en la propuesta presentada como Plan País en 2019, en la cual tuve la oportunidad de trabajar:
- Diseñar e implementar una prueba académica de diagnóstico: Como se mencionó anteriormente, ha pasado más de una década desde que se implementó una prueba internacional (PISA) para determinar el nivel académico de nuestros estudiantes. Desafortunadamente, se ha demostrado que el aprendizaje y la transferencia de conocimientos se han visto afectados por la pandemia, por lo que es muy probable que esas brechas de conocimiento existentes se hayan incrementado. La población estudiantil que reside en una zona rural tiene escaso acceso a conexión a internet o incluso a servicios de telecomunicaciones, lo que significa que han tenido acceso irregular, por no decir ninguno, a una educación adecuada, ampliando la brecha entre ellos y los urbanos y privados. Por eso es importante una prueba diagnóstica para conocer la base de aprendizaje actual de nuestra población estudiantil y de acuerdo con los resultados se podría diseñar e implementar un plan nacional de lecciones de alfabetización, matemáticas, ciencias y ciudadanía, como materias básicas. El Plan de lecciones debe estar basado en estándares internacionales y materiales educativos para profesores y estudiantes en todas las instituciones educativas públicas, enfocarse en el modelo de enseñanza en el nivel correcto, teaching at the right level (TARL) lo que también podría conducir a una disminución en las tasas de deserción. El programa también podría incluir capacitación docente, así como guías impresas y virtuales, y material de apoyo pedagógico para todos los estudiantes de educación primaria y secundaria.
- Implementación del Programa de Alimentación Escolar (PAE): Como se detalla en el diagnóstico, una de las principales razones por las que los niños no asisten a la escuela es la falta de alimentación ya sea en la institución o en su hogar. Por ello, necesitamos asegurar un programa de comidas escolares que garantice una comida diaria con un aporte calórico óptimo a todos los 7.3 millones de estudiantes matriculados en nuestro sistema educativo. Esto ya se inicia por el plan acordado con el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que tiene como objetivo brindar 1.500.000 comidas diarias para el 2023. Considero imperativo incluir a los docentes en este programa mientras se estabiliza la economía y se pueda generar una mejora gradual en su salario. El programa podría implementarse progresivamente, priorizando las localidades identificadas como las más excluidas, vulnerables y empobrecidas del país. Hay dos razones por las cuales un programa de alimentación escolar es de vital importancia: la primera es que ha habido un vínculo claro entre la nutrición y la asistencia y la mejora en el rendimiento académico; la segunda es que ayudará a los hogares económicamente desfavorecidos. Además del plan de comidas, recomendaría proporcionar vitaminas, antiparasitarios y medidas antropométricas trimestrales, para lograr que nuestra población estudiantil se desarrolle tanto cognitiva como físicamente de acuerdo a su edad; la razón detrás de esto es que la deficiencia de hierro o los parásitos intestinales también se han relacionado con las razones por las que se ve afectada la nutrición y por ende el rendimiento académico.
- Recuperación de infraestructura escolar con foco en servicios básicos y conectividad: La pandemia por COVID-19 dejó al descubierto varias de las áreas de mejora de los sistemas educativos, una de ellas son las telecomunicaciones, acceso a internet, infraestructura, transporte y servicios básicos. Estas cinco variables marcan la diferencia en el aprendizaje de los estudiantes y el tener acceso a ellas es la diferencia entre tener éxito y fracasar. Por ello, debemos asegurarnos de que todas las instituciones estén funcionando a su máxima capacidad operativa para cuando se reanude la enseñanza presencial. Por eso debemos proporcionar conexión a internet estable y de alta velocidad, electricidad, agua limpia y transporte, priorizando a los estudiantes de zonas rurales; un enfoque similar al que se sugirió para el PAE, con el objetivo de disminuir la brecha que se ha acrecentado por la pandemia entre los estudiantes de estas zonas y las urbanas. Además, destacaría la importancia de la construcción de bibliotecas adyacentes a cada escuela para brindar apoyo académico después del horario de atención. Las bibliotecas han sido conocidas por su impacto multidimensional en la sociedad como modelo de desarrollo comunitario. Entre los beneficios de tener bibliotecas, se encuentran los siguientes: reducir el tiempo de los niños en la calle, lo que se puede vincular a menores índices de criminalidad y violencia; mejorar el rendimiento académico; y generar impacto económico en los hogares, porque permite que los padres trabajen jornadas de tiempo completo sin tener que pagar un servicio privado o no tener que trabajar medio tiempo para cuidar a sus hijos.
- Resaltar y acentuar el papel de la familia en la educación: Una de las ventajas de la pandemia ha sido que los padres o tutores legales se han dado cuenta del inmenso trabajo que soportan los maestros todos los días. Además, considero que se ha recuperado el sentido de que la educación sí empieza en casa y la escuela es un refuerzo, que ambos ambientes están entrelazados y si no hay sinergia, el proceso educativo no dará sus frutos. Según un informe de la OCDE , “Las diferentes formas de apoyo de las familias y los maestros, incluido el apoyo emocional de los padres y el entusiasmo de los maestros, son importantes para el desarrollo de actitudes positivas hacia el aprendizaje”¹⁴. Por ello, debemos aprovechar este impulso para seguir aumentando la implicación de las familias en el ámbito educativo. En ese sentido, debemos desarrollar estrategias conjuntas que permitan que tanto maestros como padres trabajen de manera sincronizada para ayudar a los estudiantes tanto en la escuela como en el hogar. Diseñar dinámicas junto a los padres con la ayuda del docente, así como brindar capacitación pedagógica a los padres una vez al mes dependiendo de la edad de sus hijos, son acciones que ampliarían el trabajo realizado en la escuela y mejorarían el impacto que la educación está teniendo en los niños, al mismo tiempo que crearán un vínculo más profundo y unificador entre los hogares familiares.
- Procurar brindar apoyo en higiene menstrual a alumnas y profesoras: Según un estudio de AVESA, 9 de cada 10 mujeres no cuentan con los recursos financieros para poder costear productos de higiene menstrual como toallas sanitarias, tampones o copas menstruales; tampoco cuentan con el acceso necesario al agua para resguardar su higiene¹⁵. Ello puede resultar en que una alumna esté obligada a faltar entre 27 a 45 días a clases, lo que por ley significa la pérdida del año escolar. Este hecho deriva en la creación de una brecha educativa entre niñas y niños. El Estado debería poder garantizar acceso a productos de higiene menstrual a sus alumnas, inclusive podrían diseñarse programas que permitan la distribución de la copa menstrual a toda la población educativa femenina. De este modo, podríamos garantizar que nuestras niñas no vean sus estudios interrumpidos.
Las propuestas mencionadas anteriormente buscan generar un debate necesario de cómo podemos replantear y recuperar el sistema educativo venezolano. La educación, como bandera, es muy atractiva y llamativa. No obstante, no todo el que la apoya entiende la multidimensionalidad del ámbito educativo, como se evidencia en las 5 propuestas planteadas; para poder ver cambios profundos en un sistema de educación hay que invertir entre 15 a 20 años. Tenemos la tarea de poder llegar a consensos sobre los cambios en el sistema educativo, en el cual todos los sectores estén de acuerdo y se le den la continuidad adecuada para lograr los resultados deseados. Pensar de qué manera hacemos que nuestras instituciones educativas se vuelvan un espacio seguro donde nuestros niños/as y jóvenes puedan tener una niñez y puedan soñar con un futuro mejor y no sientan que ellos no pueden aspirar a más. Adicionalmente, tenemos el reto de diseñar un sistema educativo y pensar en áreas laborales y económicas a desarrollar para estudiantes quienes, víctimas de la emergencia humanitaria compleja, han visto afectado y limitado su desarrollo cognitivo y físico.
La pregunta es: ¿quién está dispuesto a invertir 20 años en transformar el sistema educativo y darle seguimiento a las reformas educativas que necesitamos? Por ahora, lo único que tengo seguro, como dice uno de mis mejores amigos, es que todos debemos aportar desde nuestro ámbito y pasar de la incertidumbre de la esperanza, a convertirnos en certeza.
Referencias
1 Showny Azar, Verónica Chopite, y Observatorio Venezolano de Juventudes (OBJUVE). “Cátedra del Sentido – Relatos de las juventudes en la Venezuela autoritaria,” 12 de diciembre de 2022. https://es.slideshare.net/ObservatoriodeJuvent/ctedra-del-sentido-relatos-de-las-juventudes-en-la-venezuela-autoritaria.
2 Showny Azar, Verónica Chopite, y Observatorio Venezolano de Juventudes (OBJUVE). “Cátedra del Sentido…
3 “Más de un millón de venezolanos dejó de estudiar desde 2018, según informe.” SWI swissinfo.ch, 10 de noviembre de 2021. https://www.swissinfo.ch/spa/venezuela-educaci%C3%B3n_m%C3%A1s-de-un-mill%C3%B3n-de-venezolanos-dej%C3%B3-de-estudiar-desde-2018–seg%C3%BAn-informe/47101146.
4 “Más de un millón…
5 “Más de un millón…
6 “Encovi 2018 | Encuesta Nacional de Condiciones de Vida,” 2018. https://www.proyectoencovi.com/encovi-2018-encuesta-nacional-de-condiciones-de-vida-copy.
7 “Más de un millón de venezolanos dejó de estudiar desde 2018, según informe.” SWI swissinfo.ch, 10 de noviembre de 2021. https://www.swissinfo.ch/spa/venezuela-educaci%C3%B3n_m%C3%A1s-de-un-mill%C3%B3n-de-venezolanos-dej%C3%B3-de-estudiar-desde-2018–seg%C3%BAn-informe/47101146.
8 “Encovi 2018 | Encuesta Nacional de Condiciones de Vida,” 2018. https://www.proyectoencovi.com/encovi-2018-encuesta-nacional-de-condiciones-de-vida-copy.
9 Centro De Reflexión y Planificación Educativa. “Evaluadas Escuelas de Miranda” 10 de enero de 2012. http://www.cerpe.org.ve/noticias-lector-principal/items/95.html.
10 «Resultados SECEL 2022: Rendimiento de los estudiantes de bachillerato sigue deteriorándose». Investigación UCAB. 17 de noviembre de 2022. https://investigacion.ucab.edu.ve/2022/11/17/resultados-secel-2022-rendimiento-de-los-estudiantes-de-bachillerato-sigue-deteriorandose/
11 «Resultados SECEL 2022…
12 United Nations. «Policy Brief: Education During COVID-19 and Beyond.» United Nations Sustainable Development Group Agosto 2020. https://unsdg.un.org/resources/policy-brief-education-during-covid-19-and-beyond
13 United Nations. «Policy Brief: Education During COVID-19 and Beyond.» United Nations Sustainable Development Group. Agosto 2020. https://unsdg.un.org/resources/policy-brief-education-during-covid-19-and-beyond
14 Fabio Manza and Federica Meluzzi. “Strengthening Online Learning When Schools Are Closed: The Role of Families and Teachers in Supporting Students during the COVID-19 Crisis.” OECD. 24 de septiembre de 2020. https://www.oecd.org/coronavirus/policy-responses/strengthening-online-learning-when-schools-are-closed-the-role-of-families-and-teachers-in-supporting-students-during-the-covid-19-crisis-c4ecba6c/#contact-d4e1969.
15 «Higiene menstrual, salud sexual y demanda de anticoncepción: Situación diferenciada de las mujeres en la emergencia humanitaria en Venezuela». AVESA. 19 de agosto de 2020. https://avesa.blog/2020/08/19/higiene-menstrual-salud-sexual-y-demanda-de-anticoncepcion-situacion-diferenciada-de-las-mujeres-en-la-emergencia-humanitaria-en-venezuela/